miércoles, 26 de junio de 2019

Darío y Maxi están donde la vida se construye


A 17 años...

La FM Tinkunaco recordó a los compañeros Maximiliano Kosteki y Darío Santillán con una producción que formó parte del noticiero “Encuentro con las Noticias”.

La misma retomó voces de Darío, amigos de Maximiliano y de Alberto Santillán, papá de Darío.
Y se propuso recordarlos y exigir justicia por ellos.

Maxi y Darío son compañeros, militantes y el 26 de junio de 2002, en plena crisis, salieron a la calle a exigir derechos básicos, a exigir políticas de Estado que lograrán apalear la situación de pobreza, desocupación y de crisis económica y social que se sufría.

En ese contexto, fueron asesinados por la policía bonaerense. La policía asesinó a los compañeros, en plena represión, en el hall de la estación de Avellaneda. 

Los responsables materiales fueron juzgados recién en el 2006, condenando a cadena perpetua al ex comisario Alfredo Fanchiotti y al cabo Alejandro Acosta, ambos miembros de la Bonaerense. 
Sin embargo, aún hoy continúa vigente el reclamo para enjuiciar a los responsables políticos, que todavía gozan de impunidad. Entre ellos se encuentran el ex presidente, Eduardo Duhalde, el ex gobernador, Felipe Solá, y el ex secretario de la Presidencia, Aníbal Fernández.



Darío y Maxi están donde la vida se construye

La sangre derramada, las voces silenciadas, continúan gritando, y suben con el humo en el clamor popular. Aunque las pantallas muestren a los dueños de ayer y de hoy, a los verdugos y a sus voceros, a sus escuadrones y sus perros de presa, y todo su mundo de cartón, la sangre grita.

Grita contra el hambre, el dolor y la injusticia. Golpea como piedras sobre el techo del rancho donde se fraguan las mentiras, donde se cocina el sucio guiso del silencio, de la impunidad.
La sangre late aún, fluye por las calles, por donde respira la memoria. Y los cantos populares, suben en la noche, pidiendo desesperados, por la justicia amordazada.

Las voces de Darío y Maxi, desterrados de este mundo por los carceleros de la vida, por los escuderos de la muerte, gritan fuerte, por los olvidados de ayer, y por los de hoy.
Gritan por los 30.000, gritan por los de Salta y de Neuquén, por Julio, por Carlos, por Luciano, por todos los que caen en silencio.
Ayer y hoy, la lucha es la misma, porque la impunidad es la misma, los dolores son los mismos, los verdugos son los mismos.

*Texto: Agencia Red Eco

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